glayíu del díi

jueves, 7 de febrero de 2013

Mi primer Air, Ryan.

El martes me dirigí temprano al aeorpuerto de Asturias, con el propósito de viajar en avión hasta Barcelona (Catalunya). Una breve pero intensa jornada me deparaba...
Con anterioridad, ya había padecido la ardua tarea de imprimir mi tarjeta de embarque en el folio A4 descrito por la compañía. No puse muchos obstáculos al hacerlo, ya que había conseguido un precio realmente bueno para un viaje de 1000 kms, tan sólo 15 €. Aunque, cabe decir que intenté probar elegir asiento, pero... brrrrr brrrrr son 11€ más :-) Después de repasar y pasar por los distintos pasos, llegué al final tras media hora, pero con dos copias de embarque por si una se perdía y ésta enigmática compañía luego no dejaba imprimir otra para cobrarte la tasa pertinente y revolucionaria de 50 €.

Mi primer Air, Ryan
Cabe decir, que no soy un viajero asiduo del avión, pero ya he cruzado varias veces el "charco" y he tenido la suerte de probar muchas compañías aeronáuticas. Pero, tras tantas noticias y reportajes relacionadas con ésta, parece que hacía me encontrase un poco más alerta que de costumbre. Y éso, que sabía que no iba a llevar equipaje, por lo que no habría ningún impedimento. Por lo cual, y dado que no conocía como se comportaba, decidí de tomarme en serio todos sus avisos y, en primer lugar, llegar con la consabida antelación antes de su anuncio del cierre de la puerta de embarque.
Accedí sin problemas hasta la zona de embarque. Comprobación de la documentación y "sitúese lo más adelante posible, por favor".
Entonces decidí fijarme un poco en la actitud de los compañeros de viaje, a los cuales, por cierto, parecía encontrarlos un poco más atentos que en otras ocasiones. Quizás que muchos viajaban sólos, pero cabe recordar que eran las 07:30 AM y hasta el aeropuerto hay que hacer unos cuántos kms, por lo que el personal suele llegar con ese rictus somnoliento. Con las consabidas "eses" llego a un asiento en la sala, que parecía acordonada con respecto a las otras puertas de embarque. Aunque no entiendo porque, ya que aunque había que subirse primero al autobús para ir hacia el avión, todos tenemos claro que sin tarjeta nadie pasa el control de seguridad en un aeropuerto. Y, antes de embarcar, numerosos avisos por megafonía de las normas sobre el equipaje. No dos o tres veces, creo recordar que en menos de veinte minutos fueron como siete u ocho (que nadie diga que no está avisado, entre lo de la web y la sala de espera, hastalos sordos se enteran). Pero una vez que comenzamos a embarcar decidí dar una mirada nuevamente al personal y, por supuesto, había dos tipos de caras: quienes no llevaban equipaje o muy ligero, y los que si iban acceder con el trolley. Y me dí cuenta porqué... ya que aunque embarque de los primeros no pude perderme la consabida odisea por parte de algún viajero a la hora de pasar, inexcusablemente, por el útil de comprobación del equipaje: "Lo siento, pero no puede pisar el útil ni sujetarlo señorita, tiene que entrar y salir sin ningún problema; si es de la medidad salga y coloque un poco mejor su equipaje. Si no entra y sale fácilmente, tendrá que facturarlo). Claro, si facturas, adios ahorro (otros 50 €). Hasta aquí, todo correcto. Todo el mundo estaba avisado y no voy a defender a unos y atacar a otros. Si interesan sus condiciones perfecto, si no tendrás que pagar más por tu billete.
Lo que si me afecta, es lo que sucedía durante el vuelo. Y no me refiero a problemas técnicos o que los asientos no tuviesen calefacción, si no a que lo que desplegó la compañía y sus trabajadores durante la escasa hora de vuelo (por cierto llegó unos minutos antes de la hora prevista, cosa que agradezco) en concepto por intentar atrapar unos euros a través de una batería de acciones encamidas a través de la venta de productos o servicios. El amarillo destaca dentro, y los impactos de sus ofertas no pasan inadvertidas (Hasta ahí no hay queja, en otros lugares es parecido y estamos acostumbrados). Pero lo visto y desplegado, repito, durante el vuelo llamó mi atención claramente. No decidí sentarme, además, en la ventanilla para observar todo acerca de la compañía y no distraerme con las espectaculares vistas de nuestro paraíso desde el aire. Los carros de las consabidas bebidas, conalgo de comida,con perfumes se sucedieron por el pasillo de la aeronave con escaso espacio de tiempo. A lo que hay que sumar la incitación a fumar por parte de la tripulación a través de unos cigarrillos sin humo (recordando a los viajeros que pueden ser utilizados en cualquier lugas). También, como no, boletos para un sorteo con premios en metálico, en el cual parte de los beneficios de los emisores de los boletos iban a parar a organizaciones humanitarias. Y no se si se me olvida algo más... Pero en menos de una hora dentro del avión, vamos que casi ni en la televisión. Bueno, quizás no se le ha ocurrido a Michael, el indagar a ver si los periódicos (que andan en horas muy bajas) deciden obsequiarle gratuitamente unos cuantos ejemplares para que se vendan a bordo y obtenga unos buenos beneficios. 
ryanair
Yo aquí saco dos conclusiones: la primera, es que si un día necesito unos trabajadores competentes para realizar labores de venta directa y, a la vez, realizar otra actividad, no dudaría ni un momento en dedicarme a sondear a quienes trabajan para la compañía; la segunda, es una pregunta ¿si estoy suscrito a las listas Robinson, es legal que se tenga que aceptar este acoso de merchandising?.
Sí, sí, no me olvidaba de decir  el nombre de la compañía, aunque muchos ya sabrán de quien hablo: se trata de Ryanair. GRACIAS y que tengáis un próximo y excelente vuelo.

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